Fuente: El Comercio / Norka Peralta Liñán
Descubre cómo decenas de familias caficultoras de Puno han produciendo cafés de especialidad, orgánicos y sostenibles conservando la Amazonía puneña, en el marco del Día Mundial de la Gastronomía Sostenible. Tu elección como consumidor puede marcar la diferencia en la preservación de la biodiversidad en los valles de Sandia y el Parque Nacional Bahuaja Sonene.
Jerónimo Chambi (68) y su esposa Fortunata Quispe (65) cultivan café conservando un bosque de más de cinco hectáreas en los valles de la provincia de Sandia, en la región Puno, donde se encuentra el Parque Nacional Bahuaja Sonene, una de las áreas naturales protegidas con mayor diversidad biológica del Perú y el mundo.
Ambos se dedican a la caficultura desde 1978 en el centro poblado Quiquira, distrito de Alto Inambari, pero desde el 2022 realizan su labor siendo conscientes de su impacto en los bosques de los valles de Sandia ya que forman parte de los acuerdos de conservación que impulsan Wildlife Conservation Society (WCS) y la Central de Cooperativas Agrarias de los Valles de Sandia (Cecovasa).
Los valles de Sandia, donde se concentra la actividad cafetalera de la región Puno, albergan una gran riqueza biológica por el conjunto de paisajes que se forman desde los Andes hasta los Yungas. Allí se registra el 78% de los bosques de neblina que cubren Sandia y se encuentra la cabecera del río Tambopata, uno de los principales tributarios del río Madre de Dios, por lo que lo que suceda en esta zona tendrá impacto aguas debajo de la zona cafetalera, donde se ubican dos áreas naturales protegidas: el Parque Nacional Bahuaja Sonene y la Reserva Nacional Tambopata.
Solo en el Parque Nacional Bahuaja Sonene se ha registrado el 34% de especies de mamíferos de todo el país, el 37 % de las aves del Perú y más de 600 especies de mariposas y polillas, según WCS, una organización con presencia en casi 60 países. Entre las especies destacadas en el citado parque están el oso de anteojos, pumas, jaguares, el venado colorado, el gallito de las rocas y plantas como la quina y el nogal, además de muchas especies poco investigadas.
También destaca la diversidad cultural de las comunidades quechuas y aymaras que habitan los valles de Sandia, zona de influencia de Bahuaja Sonene y que se dedican, principalmente al cultivo de café orgánico y de Comercio Justo, cultivado bajo sombra, con una calidad por encima de los 84 puntos en taza. Alrededor de 3.000 familias caficultoras de estos valles están asociadas a ocho cooperativas cafetaleras que integran Cecovasa, además de la Cooperativa San Juan del Oro.
De Sandia proceden, además, dos destacados caficultores puneños: Raúl Mamani y Vicentina Phocco, quienes en 2017 y 2018, respectivamente, fueron reconocidos con el Premio Mundial al Mejor Café de Calidad en catas organizadas por el Símbolo de Pequeños Productores-SPP.
Diversidad puneña bajo amenazas
Pero la riqueza biológica y cultural de estos valles no los libra de diversas amenazas como el avance de la minería ilegal de oro, la construcción de carreteras no planificadas y el avance de prácticas agrícolas no sostenibles que aceleran la deforestación, refiere Loyola Escamilo, ingeniera forestal y directora del Paisaje Tambopata de WCS. Frente a estos peligros, WCS y Cecovasa trabajan para que el cultivo de café sea productivo, rentable y sostenible para evitar el avance de la agricultura que tala árboles, deforestando bosques y afectando su biodiversidad.
La propuesta de ambas organizaciones se basa en la práctica a largo plazo de una caficultura sostenible, sin utilizar productos dañinos al ambiente, realizando un buen manejo del suelo y del cafetal que crece bajo sistemas agroforestales, es decir, de plantas de café que crecen bajo árboles, y principalmente que no deforesta. Por su parte, WCS brinda asistencia técnica para el manejo del cafetal y que se realicen procesos adecuados de cosecha y postcosecha que aseguren la productividad y la calidad de las fincas para que los caficultores puedan con ello mejorar sus ingresos y su calidad de vida sin deforestar el bosque.
El principal objetivo de esta intervención es que disminuya la necesidad de talar bosques para convertir estas áreas en tierras para agricultura, lo que contribuye a mantener los bosques de las fincas cafetaleras, la conservación de las yungas bolivianas y la conectividad entre las áreas conservadas en los valles de Sandia.
Estas acciones son posibles gracias a acuerdos de conservación que firman los caficultores de manera voluntaria con WCS. A la fecha se trabaja con 68 familias caficultoras quienes, según WCS, han demostrado la sostenibilidad de producir un café de calidad sin afectar los bosques de la zona ya que después de tres años de trabajo han incrementado la productividad (quintales/hectárea) en un 30% promedio anual y están conservando 622 hectáreas de bosque. Este año se espera llegar a 100 acuerdos de conservación y sumar hasta 1.000 hectáreas de bosque conservado.
Para asegurar la protección de la biodiversidad de la zona, WCS realiza el monitoreo satelital de bosques bajo acuerdos de conservación utilizando la plataforma Global Forest Watch Pro, el monitoreo de poblaciones de oso andino (Tremarctos ornatus) y el monitoreo de la conectividad del paisaje de Madidi Tambopata.
Sabores sostenibles
A estos esfuerzos se suma Sabores sostenibles, una iniciativa de WCS en alianza con la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), en el marco de su proyecto Conservado Juntos, que busca involucrar a actores de la gastronomía peruana en la tarea de comunicar y generar conciencia entre la ciudadanía sobre la importancia de consumir los recursos naturales de manera responsable, las opciones que existen para hacerlo y los impactos que esto tiene en la conservación de la biodiversidad de la Amazonía.
Diversos profesionales y negocios gastronómicos de distintas regiones se van sumando a este movimiento. Entre ellos, 13 cafeterías de especialidad de las ciudades de Puno y Juliaca y una de Lima, por ejemplo, vienen promoviendo el consumo de café sostenible bajo el lema “Café que abraza la conservación”.
“Perú es uno de los países de mayor producción de café orgánico del mundo y principal exportador para más de 50 países. Tenemos zonas importantes de ejes cafeteros como Puno, Pasco, San Martín, Amazonas, entre otros. Al entender que, tan importante como la calidad, es escoger un café que mantenga los bosques en pie, estamos asegurando como consumidores una cadena productiva sostenible, donde el caficultor también vea reflejado con éxito su trabajo de conservación. Si nos informamos adecuadamente, podremos elegir el mejor producto no solo para nuestro consumo, sino también para nuestro futuro y el de la naturaleza”, afirma Aldo Yaranga, Chef Grupo Patarashca y miembro de Sabores Sostenibles.
La red de cafeterías en Puno está conformada por Coati’s Coffee Palace, Cafetería Tunki Titicaca, Ukumari Coffee, Candelaria Coffee Shop, Sumita Café, La Negra Asociación Cultural, La Caferola, Selva Sur Café, Mojsa Restaurante, Hannan chocolate y cacao, Café Catu, Cafetto y Fito Café.
En Lima, Habitual Café, ubicada en el distrito de Pueblo Libre, también forma parte de esta red de cafeterías que promueven el consumo de café sostenible, por lo que ha adquirido el café orgánico, de la variedad bourbon, que producen Jerónimo Chambi y su esposa Fortunata Quispe en su finca Nogalani, ubicada a 1830 metros sobre el nivel del mar. Su café tiene notas a frutos rojos y panela que resaltan en diversas bebidas del espresso bar.
En total, la finca de Jerónimo tiene 7.07 hectáreas, de las cuales utilizan 1.34 hectáreas para producir café de las variedades bourbon, caturra, catuai y típica, conservando adicionalmente un bosque de 5.35 hectáreas de los valles de Sandia.
Consumidores informados
Los bosques de la selva puneña conforman el hogar del oso de anteojos, un ‘animal paraguas’ que permite conocer qué tan bien conservadas se encuentran estas áreas. Si el oso está bien, generalmente todo el entorno está bien. El cambio climático es la más grande amenaza a este ecosistema. Se calcula que para el año 2050, la mitad de las actuales zonas cafetaleras ya no serán aptas para este cultivo a causa del cambio climático que está alterando la frecuencia de las lluvias, incrementando la aparición de plagas y enfermedades, y afectando la producción de café. Los más vulnerables serán los pequeños caficultores. Como consumidores, OTO debemos hacer algo al respecto.
Primero, infórmate: pregunta sobre el origen del café y cómo ha sido producido. Luego, está en tus manos elegir café que cuide los bosques y beneficie a los productores. También puedes difundir este conocimiento para promover formas de producción y consumo responsables que ayuden a conservar nuestros bosques.
“La información es la mejor herramienta para tomar mejores decisiones. Si como consumidores conocemos todo el esfuerzo que hay detrás de la producción de un café (o de cualquier otro cultivo), y que, además, existe un compromiso por realizar prácticas que mantengan en pie los bosques y conserven la biodiversidad para el futuro de todos y todas, estoy segura que nuestra visión cambiará. Parte del público que recibimos en Mojsa, por ejemplo, es extranjero. Muchos preguntan de dónde viene el café o la papa que servimos, cómo han sido aprovechados, quiénes están detrás. Esta información es relevante para que ellos puedan decidir qué consumen. Nuestro sueño es contagiar esta visión al público nacional”, refiere Úrsula Núñez, gerente del restaurante Mojsa y miembro de Sabores Sostenibles.
El consumo de café sostenible y el pago de precios justos hará posible que miles de caficultores como Jerónimo Chambi sigan produciendo café orgánico, de especialidad y que conserva el medio ambiente para las futuras generaciones.